miércoles, 24 de septiembre de 2014

EL AMOR SALUDABLE NO EXIGE AUTOCASTIGO

Cómo salirse del juego perverso de aparentar «ser menos» para que el otro se «sienta más»

EL AMOR SALUDABLE NO EXIGE AUTOCASTIGO

Si crees que debes incapacitarte y pasarlo mal para que tu pareja sea feliz, tienes un problema grave, has malinterpretado el amor. No me refiero a donar un riñón para salvarla de una enfermedad grave o ayudarla en la adversidad, sino a tratar de que el otro no se enfrente a su propio déficit psicológico para que lo supere. Es paradójico que sea precisamente tu sacrificio lo que le impida mejorar y salir adelante: por hacer el bien, haces el mal. Piensa: ¿cómo superar un problema, si lo escondes?

¿Cómo crecer si no nos hacemos cargo de nuestros propios problemas? El amor nada tiene que ver con cargar una cruz a la espalda o ceñirnos al cuerpo un cilicio.

Muchas personas, influidas por filosofías que justifican y exaltan el sacrificio irracional como uno de los motores principales de las relaciones afectivas, consideran que el amor verdadero conlleva la pérdida de una gran parte de la identidad personal. La consigna es tenebrosa: «Si amas de verdad, dejarás de ser tú». Pero no es así: en una buena relación, no se pierde nada vital. No tienes que despersonalizarte para amar y  ser amado. Evidentemente, habrá pactos y ajustes por un lado y por el otro, pero ello no significa que debamos negociar nuestros valores y principios. Lo que te define como persona es intocable, no importa cuánto amor esté en juego y cuánto desamor anticipes.

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