viernes, 20 de febrero de 2015
AMA POR ENCIMA DE TODO
A VECES VIVES DE SUEÑOS, AMAS SIN IMPORTARTE NADA, LOGRAS SUBIR LOS PELDAÑOS CON FACILIDAD, PERO TAMBIÉN TE OLVIDAS DE QUIEN FUISTE EN EL PASADO, NUNCA OLVIDES QUE SE SIENTE TENER HAMBRE Y NO TENER UN PEDAZO DE PAN PARA LLEVARTE A LA BOCA, NO TE OLVIDES DE LOS QUE NO PUEDEN SUBIR Y SE QUEDAN ABAJO, SUEÑA PERO PON LOS PIES SOBRE LA TIERRA.
lunes, 16 de febrero de 2015
LOCA LOCURA
Al intelecto demasiado recto la oscura locura lo
cura.
***
Nuestro inconsciente, al ser visto desde la razón,
aparece como un monumental loco.
Solo transitando por el camino de la sana locura se
llega a la salud mental.
***
Cada loco persigue con su red para cazar
mariposas a la verdad, mientras la belleza lo persigue.
***
Psico-proverbio: A veces la lógica es
una cárcel: mientras el sabio busca el puente, el loco atraviesa el río a nado.
***
Alejandro Jodorowsky
SI ESTUDIAS UNA CARRERA Y ERES UN TRABAJADOR HONESTO.................
“Si vos estudiás una carrera, si vos
sos trabajador, si sos honesto, si no sos vago, si no estafás a la gente, si
sos consecuente, yo no te puedo asegurar que vas a ser rico, pero vas a poder
darle de comer a tu familia, vas a tener una casa, vas a tener un auto, vas a
poder irte de vacaciones y vas a poder educar a tus hijos y casarlos para
que ellos estén bien”.
Cuando
mi papá me lo decía, eso era verdad. No era conocimiento académico, era
conocimiento de vida, él lo había aprendido así y era cierto. Si hoy le
dijera eso a mi hijo, le estaría mintiendo. PORQUE YO NO PUEDO ASEGURARLE
QUE SI ESTUDIA UNA CARRERA Y ES UN TRABAJADOR HONESTO, VA A PODER COMER TODOS
LOS DÍAS. Y EL LO SABE.
El
mundo es incierto para nuestros hijos. No es nuestra culpa, pero es así.
El
mundo de hoy es otro, y esto tiene que ver con el conocimiento. El mundo no
cambia sólo en lo académico, cambia también en estas cosas.
Y
ENTONCES, YO VOY A TENER QUE APRENDER QUE NO PUEDO SEGUIR DICIÉNDOLE ESTAS
ESTUPIDECES A MI HIJO, PORQUE SON MENTIRAS. Yo lo se y el también lo sabe.
Tengo
que enseñarle mis referencias, que incluyen mis valores y mis habilidades
emocionales, pero tengo que tener la suficiente humildad para saber que
son reglas que el puede cuestionar.
Mi
papá me decía: “¡SI
YO TE DIGO QUE ES ASÍ... ES ASÍ!”.
Si
yo le digo a mi hijo esto hoy... ¡se atraganta de risa!. Y tiene razón. ¿Por
qué va a ser así porque yo digo que es así?
La
certeza de mi papá era honesta. Mi incertidumbre también.
Pero
atención, no digo que no haya que decirles nada y pensar: "total... que se
arreglen”. No.
Tenemos
que empezar a tomar conciencia de esta situación para centrarnos mas en
transmitir lo mismo que transmitimos con mas énfasis todavía en los
valores y en las cosas que creemos, pero sabiendo que ellos van a tener
que adaptarlas a su propio mundo, traducirlas a sus propios códigos. No van a
poder tomarlas tal cual se las decimos.
Cada
vez que hablo de este tema en una charla, alguien salta y dice:
“NO,
PORQUE MI GENERACIÓN FUE LA MAS JODIDA...”.
Todas
las generaciones creen que son la bisagra, la que mas sufrió... No hay una sola
generación que no me haya dicho esto.
Claro,
¡como no van a saltar!. Saltan porque yo les estoy diciendo: Todos sus
esfuerzos son inútiles. ¿Por qué no se dejan de molestar a los pobres
chicos?.
Voy
a darnos un mensaje para nosotros mismos:
Nuestra
generación de padres no es la peor, la peor es la de mis viejos. ¿Por qué?.
Porque la generación que hoy tiene entre 70 y 80 años es la que sufrió el
odioso cambio de jerarquías.
Cuando
mi viejo era chico y se cocinaba pollo, que era todo un acontecimiento, mi
abuela lo servía y mi abuelo, que le gustaba la pata, agarraba las dos
patas de pollo, se las servía para el y dejaba el resto para que los hijos
agarraran. Y a nadie se le ocurría cuestionar el derecho de mi abuelo. Era un
derecho del padre de familia servirse primero.
Cuando
mi viejo tuvo a sus hijos. ¡Le cambiaron las reglas! ¿Es casi una maldad!.
Lo
que le pasó a la generación de mi viejo no tiene nada que ver con lo que nos
pasó a nosotros.
Nuestra
generación ha sido privilegiada. Y la de nuestros hijos también.
Nosotros
pasamos por tener el lugar de elegir. ¡Nuestros viejos nunca!.
Mi
abuelo, que no era el privilegiado cuando era chico, si lo fue de grande. Es
decir, en algún momento ligó. Y nosotros también. ¡Los viejos que nacieron
en el primer cuarto de siglo, no!. Esos no ligaron nunca.
LA COMPASIÓN.
Si mientras escuchas
mantienes viva tu compasión, la ira y la irritación no podrán surgir en ti. De
lo contrario, lo que esa persona te cuente te producirá irritación, ira y
sufrimiento. Sólo la
compasión puede protegerte de irritarte, enojarte o llenarte de desesperación.
Mientras escuchas,
deseas actuar como un Gran Ser porque sabes que la otra persona está sufriendo
mucho y necesita que te acerques a ella y la rescates.
Pero para hacer este
trabajo debes estar bien equipado.
Cuando los bomberos
van a apagar un fuego, deben llevar el equipo adecuado.
Han de tener
escaleras, agua y el tipo de ropa que les proteja del fuego. Y además han de
conocer muchas formas de protegerse y de apagar el fuego. Cuando
escuchas profundamente a alguien que sufre, entras en una zona incendiada.
En la persona que estás escuchando hay el fuego del sufrimiento, está ardiendo en la ira, y si no vas bien equipado, no podrás ayudarla y podrías ser víctima del fuego que hay en ella. Por eso necesitas un buen equipo.
En la persona que estás escuchando hay el fuego del sufrimiento, está ardiendo en la ira, y si no vas bien equipado, no podrás ayudarla y podrías ser víctima del fuego que hay en ella. Por eso necesitas un buen equipo.
En este caso tu
equipo es la compasión, que alimentas y mantienes viva con la práctica de la
respiración consciente. Esta práctica genera la energía de ser consciente. La
respiración consciente mantiene vivo tu deseo básico, el deseo de ayudar a
que la otra persona diga lo que piensa. Cuando hable, puede que sus palabras
estén llenas de amargura, de repulsa y de juicios, y esas palabras podrían
avivar el sufrimiento que hay en ti. Pero si mantienes viva la compasión
mediante la práctica de la respiración consciente, estarás protegido, podrás
seguir sentado y escucharla durante una hora sin sufrir. Tu compasión te
alimentará, al saber que estás ayudando a la otra persona a sufrir menos.
Desempeña el papel de un Bodhisatva y serás la mejor clase de terapeuta que
exista.
La compasión nace de
la felicidad y también de la comprensión. Cuando la compasión y la comprensión
se mantienen vivas, estás a salvo. Lo que la otra persona diga no te hará
sufrir y podrás escucharla profundamente, de verdad.
Cuando no tienes la
capacidad de escuchar con compasión, no puedes pretender que la estás
escuchando, porque la otra persona sabrá que aunque estés lleno de ideas sobre
el sufrimiento, no la comprendes de verdad. Pero cuando la comprendes, eres capaz
de escuchar con compasión y profundidad, y la calidad de esta escucha es fruto
de tu práctica.
LA IRA (El dominio del fuego interior)
Thich Nhat Hanh
miércoles, 4 de febrero de 2015
QUE NOCHE LA DE ANOCHE
Tumbada aquí,
sobre mi cama, con el pensamiento fijo en tí. Con un enorme
deseo de agarrarte y apretarte fuertemente entre mis manos, todavía excitada con el recuerdo de la noche anterior.
En la noche cálida y sofocante, tengo incontenibles ganas de agarrarte y de decirte todo lo que siento. Tu recuerdo me tiene angustiada.
Apareciste… y desapareciste. Todo sucedió en esa noche y en esta cama.
Con fricción, te acercaste a mí. Sin mostrar pudor alguno, te pegaste a mi desnudo cuerpo.
Percibiendo mi indiferencia, te acercaste más y más…
deseo de agarrarte y apretarte fuertemente entre mis manos, todavía excitada con el recuerdo de la noche anterior.
En la noche cálida y sofocante, tengo incontenibles ganas de agarrarte y de decirte todo lo que siento. Tu recuerdo me tiene angustiada.
Apareciste… y desapareciste. Todo sucedió en esa noche y en esta cama.
Con fricción, te acercaste a mí. Sin mostrar pudor alguno, te pegaste a mi desnudo cuerpo.
Percibiendo mi indiferencia, te acercaste más y más…
Mordías todo mi cuerpo…
Sin recatos…
Sin escrúpulos…
Me volviste loca.
No sabía qué hacer.
Por fin… me dormí.
Hoy, cuando desperté, te busqué desesperadamente.
En vano.
No te encontré.
Ya no estabas.
¡ Te habías ido ¡.
En toda la sábana, había muestras de lo sucedido la noche anterior.
En mi cuerpo dejaste huellas inolvidables.
Marcas profundas que tardarán mucho tiempo en sanar y que estarán mucho
tiempo presentes en mí. Esta noche me acostaré temprano y te esperaré.
Cuando llegues… no quiero imaginar lo que va a suceder… Me
abalanzaré sobre de tí con la fiereza de un león y rapidez de una cobra.
Y ya no te irás.
Ya no podrás escapar de mí.
Te apretujaré hasta sentir la sangre de tu cuerpo.
Sin recatos…
Sin escrúpulos…
Me volviste loca.
No sabía qué hacer.
Por fin… me dormí.
Hoy, cuando desperté, te busqué desesperadamente.
En vano.
No te encontré.
Ya no estabas.
¡ Te habías ido ¡.
En toda la sábana, había muestras de lo sucedido la noche anterior.
En mi cuerpo dejaste huellas inolvidables.
Marcas profundas que tardarán mucho tiempo en sanar y que estarán mucho
tiempo presentes en mí. Esta noche me acostaré temprano y te esperaré.
Cuando llegues… no quiero imaginar lo que va a suceder… Me
abalanzaré sobre de tí con la fiereza de un león y rapidez de una cobra.
Y ya no te irás.
Ya no podrás escapar de mí.
Te apretujaré hasta sentir la sangre de tu cuerpo.
Sólo así podré descansar:
¡ Mosquito hijo de p !
martes, 3 de febrero de 2015
POCO SIRVEN LAS PALABRAS
La realidad siempre es concreta, pero los conceptos sólo pueden acercarse a la realidad si son abstractos. Cada uno de nosotros tenemos unas peculiaridades que nos son esenciales — salen de nuestra identidad esencial — que es algo específico lo que hace que cada uno sea uno, y para lo cual no existe adjetivo que lo defina. No sirven las palabras. Entonces, si al intuir eso específico de una persona me formo una imagen y la registro en la memoria, en un recuerdo, la he cristalizado en un solo aspecto de su ser, y además aprisionada en un concepto que le queda chico, porque es incapaz de definir lo que captó la intuición.
La persona es siempre evolutiva, en movimiento, mostrando distintas y continuas facetas que son infinitas y no se pueden fijar. Párate a escuchar a una persona — pero con la mente limpia de recuerdos y conceptos prefijados de ella — y verás cómo te sorprende a cada instante con facetas desconocidas, siempre nuevas e imprevisibles.
Ahora piensa que, si al hombre no se le puede clasificar, a Dios que es la Unidad, menos. Los prejuicios son los que fijan a las personas. Prueba a verte a ti con ojos nuevos, luego a las personas más cercanas, luego la naturaleza y, así, estarás más cerca de poder ver a Dios. A Dios sin conceptos, despojado de los ídolos en que lo convertimos.
Lo cierto es que la realidad concreta es el concepto abstracto, porque la realidad siempre fluye, siempre está en movimiento como la persona. Las células de las personas se van renovando en cada instante mientras la persona sigue siendo la misma, se va mostrando de mil formas, por lo que es imposible enmarcarla en una de ellas. Así, somos cambiantes como un río siempre en movimiento. Tener conceptos para la realidad es una injusticia. Es como querer cristalizar a las olas, que no son cosa, sino acción. Igual le pasa a toda la creación, y con más razón a las personas.
Tú no puedes meter un huracán en una caja, y tampoco puedes meter la realidad en una caja. Los límites de la realidad son inmensos y movibles. Lo que ocurre es que el mundo en que estamos acostumbrados a movernos no es la realidad, sino un conjunto de conceptos mentales. Sólo los místicos son capaces de ser tan libres como para vivir la realidad tal como es.
Lo cierto es que tal libertad asusta, nos impone, porque supone romper con todo o, por lo menos, cuestionarlo todo. Ellos le ponen interrogantes a todo. Más vale la duda — acordaos — que la oración. Lo que ocurre es que no tenemos la verdad, sino la fórmula. Hay que pasar por encima de la fórmula para llegar a la verdad.
Extracto del libro:
La Iluminación es la Espiritualidad
Anthony de Mello
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