Mostrando las entradas con la etiqueta Amor. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Amor. Mostrar todas las entradas

lunes, 15 de diciembre de 2014

NO IMPORTA CUÁNTO TE AMEN, SINO CÓMO LO HAGAN

Amor cuantitativo y algebraico: «¿Cuánto me amas?» o«¿Me quieres mucho?».

Si nos dicen que «hasta el cielo», quedamos satisfechos y felices, instalados en una nube. Pero la pregunta que más vale y que debes hacerte a ti mismo es cómo te aman.

Muchos psicópatas dicen amar muchísimo a sus parejas antes de masacrarlas. ¿Necesitas que te quieran mucho o que te quieran bien?¿Ambas cosas? Sería lo ideal. No obstante, es mejor un amor estable, repleto de ternura y alegría, aunque no llegue a la estratósfera, que un amor desbordado que anda como una bala perdida.

Para los amantes de la medición, también existe el amor espacial: «¿Hasta dónde me amas?». Si fuéramos objetivamente honestos deberíamos responder que no tenemos ni idea. ¿Con qué medida de longitud calibramos el amor que sentimos: centímetros, metros, años luz...? Una contestación plausible y con cierto aire matemático de consolación podría ser: «Si te siento compañera o compañero y sé que puedo contar contigo en las duras y en las maduras, no necesito ni las sumas ni las restas». ¿Para qué quieres que te amen «más allá de sus fuerzas»? ¡Estarían todo el día cansados! Mejor que te amen sosegadamente, en el día a día, en el más acá, inventando y embelleciendo lo cotidiano.

He visto muchos pacientes que se debaten en la encrucijada del cuánto y el cómo, atrapados en una disyuntiva sin sentido: «No soy feliz, pero me ama tanto...».

¿Y a quién le importa «cuánto» te quiere, si vives infeliz? ¿O acaso piensas que eres poco querible y por eso necesitas sumarle puntos a tu aporreada autoestima? Que te amen «desmedidamente» o de aquí a la China no demuestra nada respecto a tu valía personal ni garantiza tu calidad de vida. Créeme: la abundancia amorosa, sin la cualidad básica que determina el afecto, vale poco. Incluso, un amor excesivo y fuera de control puede llegar a ser mucho más molesto y dañino que el desamor.



Extracto del libro: 
Manual Para No Morir de Amor 
Walter Riso

lunes, 10 de noviembre de 2014

SEXO ES UNA COSA Y EL AMOR ES OTRA.

Si bien es cierto que pueden venir juntos, a veces no es así.

No necesariamente la sexualidad viene con el amor.

No necesariamente el amor conlleva sexualidad.

Así como alguna vez dije que el amor tenía que ver con el sentimiento puro y no hacía falta incluir el deseo sexual, digo en esta oportunidad que el sexo no necesita incluir al amor para ser verdadero.


UNO PUEDE ELEGIR INCLUIRLO.

Uno puede decidir que ésta es su manera de vivir el sexo y el amor, y es una decisión personal. Pero no es una decisión genérica, válida para todos.

Amor y sexo son dos cosas tan independientes como un saco y un pantalón. Uno pude ponerse las dos cosas juntas, y si combinan, quizás hagan un traje, y puede ser lindo verlos juntos. Pero uno puede usar un jean con una camisa, un pantalón negro con una pollera verde, y esta combinación puede quedar bien o mal pero siguen siendo dos cosas diferentes.

Ahora, para hablar de relaciones sexuales hace falta saber que entendemos por esa expresión.

ME ACUERDO SIEMPRE DEL VIEJO CHISTE QUE ME CONTARON DE UNA SEÑORA UN POCO INGENUA QUE SALE DE UNA CHARLA MÍA Y EN EL HALL DE LA SALA LE DICE AL MARIDO:

Decime viejo, ¿nosotros tenemos relaciones sexuales?
El marido la mira y le dice:
¡Si, claro, mi amor, claro que tenemos!
Y ella dice:
¿Y por que nunca las invitamos?

Vamos a tener que saber una vez mas de que hablamos. SI UNO QUIERE HABLAR DE SEXO VA A TENER QUE ANIMARSE A LLAMAR A LAS COSAS POR SU NOMBRE. Esto significa no hacer ninguna vuelta para no decir algo porque sea prohibido, feo, mucho menos porque suene pornográfico u obsceno.

Y quiero avisar ahora que desde aquí hasta el fina, en este capítulo, un culo es un culo. No es: ni el lugar donde termina la espalda, ni un trasero, ni la parte de atrás, ni una nalga, ni un glúteo, ni un agujero incógnito y turbio... Un culo es un culo.

Pido disculpas por esto, porque sé que a algunos lectores las palabras pueden sonarles hirientes. Pero como no está claro que significa y de dónde viene todo aquello que llamamos sexo, por unas páginas vamos a levantar, con los que decidan seguir leyendo, las barreras que impiden escribir algunas palabras. Y no me parecería mal que alguien saltara hasta el próximo capítulo donde hablo de la pareja, porque hay que defenderse de lo que a uno le molesta.

EN LO COTIDIANO, UNO NO USA LA EXPRESIÓN “RELACIONES SEXUALES”. HAY otras palabras que tampoco usamos y que suenan peores todavía, por ejemplo, “coito”, que suena a prequirúrjico, a barbijo, a sin tocarse, o “cópula”, que pude hacernos pensar en un perro en una sala de experimentos, o “pinchar” que suena demasiado guarango e incluso antiguo. La dificultad de “encamarse” es que no termina de definir, es como mas geográfico, y respecto de “fornicar” mi tío Fernando sigue creyendo que es una tarjeta de crédito.

Extracto del libro: El Camino del Encuentro (Jorge Bucay)

Fotografía tomada de internet

domingo, 26 de octubre de 2014

ENTRE VOS Y YO....YO

Cuando estamos en una negociación el otro pude decir muy enojado:
“Pero al final vos estás haciendo lo que a vos te conviene”.

Si, estoy negociando para hacer lo que mas me conviene a mi, ¿para que otra cosa negociaría?.

¿Desde que lugar negociaría si no me prefiriera a mi antes que a vos?.

Negocio con otro porque es imposible hacer todo lo que yo quiero, y si pudiera hacerlo, sin dañar al otro, quizás lo haría.


¿Por qué no?
Puedo quererte y estar dispuesto a ceder un poco porque además de quererme a mi te quiero a vos, pero entre los dos, no hay ninguna duda de que me prefiero a mi.

Así como en El camino de la autodependencia expliqué que había dos tipos de egoísmo, uno que se oponía a la solidaridad (de ida) y otro que coincide con la solidaridad (de vuelta), y que este último se educaba, creo que también se educa y hay un buen gusto en la moral.

No se nace sabiendo disfrutar el compartir, tampoco es obligatorio, pero se puede aprender.

Al principio, la música clásica parece medio chirriante, pero después de aprender a escuchar a Tchaicovsky, después ballet, y después, si uno se anima un poquito mas, empieza a encontrarle el placercito a lo barroco, y después empieza a escuchar música sinfónica. Uno va educando su oído y no se pierde el gusto por lo anterior, porque está aprendiendo. Y va creciendo hasta, quizás, escuchar y disfrutar de la ópera...

Cuando no hemos sido entrenados para mirar pintura, vemos un cuadro famoso y no entendemos. Pero así como se aprende a escuchar música, se aprende a entender pintura. Se lee sobre pintura y se aprende a mirar.

La moral también se aprende.

Nadie puede hacer que me guste Goya, nadie puede obligarme a que me guste Picasso, pero si yo aprendo, si yo crezco, si yo educo mi buen gusto, va a crecer la posibilidad de que me gusten esas cosas, voy a encontrar aquello que realmente está ahí, para poder extraerlo y disfrutarlo.

Cuando mas disfruto, cuanto mas placer soy capaz de sentir, mas entrenado está mi amor por mi. Si cuidarte y darte desde el amor me da placer, por que no pensar que es desde la búsqueda de este placer que yo actúo y ejerzo el amor que te tengo.

Cómo o va a ser así, si el amor por vos proviene del amor por mi.

Hay que darse cuenta de que hay en el mundo personas, cosas y hechos muy importantes, pero ninguna mas importante para mi que yo mismo. Porque nos guste o no nos guste, repito, cada uno de nosotros es el centro del mundo en el que vive.

Si en un grupo decís:

- Yo defiendo bien mis lugares porque tengo la autoestima bien elevada.
El otro dice:
- Che, que bien, ¿quién es tu terapeuta?

En cambio, si decís:
- Yo defiendo muy bien mis lugares porque soy bien egoísta.
El otro dice:
- Che, estás loco, boludo, cambiá de terapeuta.
Apuesto con todo mi corazón por nosotros. Pero si vas a forzarme a elegir...

entre vos y yo... yo.

Extracto del libro:
El Camino del Encuentro
Jorge Bucay