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domingo, 28 de septiembre de 2014

TODAS LAS CONSPIRACIONES CONDUCEN A NUEVA YORK

Uno tiene la sensación de que en Roma los argentinos somos locales. Hoy en día, cualquier argento yira por Via dei Condotti sacando pecho, visita el Coliseo, tira un par de moneditas en la Fontana di Trevi, se clava unos mostacholes con tuco y pesto, se saca la foto con el Papa y vuelve todo bendecido, listo para continuar ganando décadas. En cambio en Nueva York, la cosa no es tan fácil.
De entrada nomás, cuando estábamos por aterrizar en el aeropuerto Kennedy, las azafatas bajaron las cortinas de las ventanillas del Tango 01.
“Es por seguridad”, le explicó Zannini a la Presidenta para disimular que en realidad no querían que la Jefa viera los cientos de aviones de American Airlines estacionados en el aeropuerto y que le agarrara un ataque de furia. Por las dudas, también la bajaron del avión con los ojos vendados.
“Mucha radiación solar”, le cameleó Parrilli.
Fueron cuatro días medio insulsos, sin reuniones importantes. Salvo un cafecito con George Soros para ver si le podíamos sacar un sope o pedirle que nos haga una gauchada con los Buitres.
A la Compañera Jefa, el fixture de discursos le tocó mal. Tuvo que dar los dos el mismo día. Primero en la Asamblea de las Naciones Unidas y al rato en el Consejo de Seguridad. Para colmo, cuando llegó al hotel se quedó chamuyando con algunos periodistas. Eso agota a cualquiera. Si relajada y descansada suele decir las cosas que dice, imagínense lo que es capaz de decir cuando viene medio baqueta. Desde quejarse de la comunidad judía argentina, hasta atacar a Alemania, pasando por el reclamo a los americanos por no haberle dado un trato humanitario a Bin Laden. Nadie discute que todos tienen derecho a un justo juicio, pero decir eso en el corazón de la ciudad en donde el tipo hizo lo que hizo, te pone en la puerta del libro Guinness de los Records. Suerte que está Timerman para hacer diplomacia y poner paños fríos. De arpillera.
La delegación se tuvo que bancar hacer horas de cola para acreditarse en la ONU. Sin embargo, Aníbal Fernández estaba contento: Iuppi!! les dije en Roma que el dólar, que estaba a 14,70 cuando nos fuimos, los Buitres lo iban a poner a 16. Es un negoción. Tarjeteemos todo y después allá garpamos a un dólar de 8,50, más el impuesto, que te da 11,5. Vendemos los verdes a 16 y nos sale un regalo. La habitación del Park Lane de 500 dólares la noche, en lugar de costarnos 8.000 mangos, te termina saliendo sólo 6 lucas. Una pichincha. Además tengo un cuevero amigo que si le decís que venís de parte de Boudou te da un puntito más. ¡¡Guimifai, Mariotto!! Y chocaron manos en el aire”.
Después de cuatro días, volvimos todos sanitos. No nos degolló nadie, pese a que la Compañera Jefa alertó sobre las amenazas que afortunadamente no se concretaron. De hecho pasamos de “ los de ISIS me amenazaron, seguramente porque soy amiga del Papa” a “lo de ISIS parece un montaje televisivo y yo, últimamente, desconfío de todo”. Por suerte esto lo dijo en una mesa chica de no más de 10 personas. El hecho de que esa mesa estaba dentro del edificio de la Naciones Unidas, sea el Consejo de Seguridad, y que entre esas pocas personas estuviera el primer ministro inglés David Cameron, el presidente de Francia François Hollande y un muchacho de color que responde al nombre de Barack, es un dato menor que no hace al fondo de la cuestión.
Ya en el relax del avión, las noticias económicas que llegaban desde Buenos Aires sembraban una silenciosa preocupación.
Como para levantar el ánimo, el comisario de a bordo anunció por los parlantes: “good evening ladies and gentlemen, les habla el comisario de a bordo Juan Carlos Bagayo. Queremos informarles que el diputado Roberto Feletti acaba de declarar que hay dólares suficientes como para llegar sin problemas a diciembre de 2015”.
Al ver que todos empezaban a hacer cuentas, volvió a hablar el comisario: “Esta aeronave cuenta con cuatro salidas de emergencias. Dos en la parte delantera y dos en la parte posterior. Estamos volando a una altura de 30.000 pies y para vuestra tranquilidad, las reservas en el Banco Central, al día de hoy, ascienden a 28.000 millones de dólares. Para el año que viene se prevén vencimientos de deudas por unos 13.000 palos verdes. Eso incluye los Bonos Par, Global, Discount, Bonar, Repsol, Club de París, Ciadi y sobre todo el hijo de puta del Boden 2015 que justo nos cae en el 2015, mirá vos qué mala leche, y son como 5.000 palos. A eso hay que sumarle la operación corriente del Banco Central que tiende al déficit, dado que la soja, que es nuestro as de espadas, ya bajó de 500 a 330 dólares la tonelada. Esto es así porque los granjeros americanos, que son todos Buitres, sembraron soja hasta en Alaska, inundaron el mercado y bajaron el precio. De este modo, si no aparece ningún problema extra, estaríamos dejando el Gobierno, después de la década ganada, con los mismos 13.000 millones de dólares que nos dejó Duhalde en 2003. Felicitaciones".
Al escuchar esto hubo insultos y gritos, el avión se bandeó y luego de unos minutos se estabilizó.
“Dada esta ligera turbulencia, nos vemos obligados a suspender el servicio de sandwichitos”. “¡¡Metételos en el orto!!”, le gritó Aníbal Fernández con su habitual elegancia.
“Sin embargo , continuó Bagayo, habrá que tener en cuenta que si ustedes siguen diciendo boludeces por el mundo, la desconfianza va a aumentar, las viejas gorilas van a retirar sus depósitos en dólares, que son una bocha de palos verdes, computados como reservas en el Central cuando en realidad son encajes bancarios y les pertenecen a ellas, y la cosa podría empeorar” .
“A eso sumale la mosca que se van a gastar antes de las elecciones para tratar de juntar votos, más alguna oportunidad de último momento que le surja a Lázaro, y más los gastos del fiestón que harán para despedir y festejar el éxito del modelo de crecimiento de matriz productiva e inclusión social. Por todo esto, el Comandante Juan Carlos Flaps y esta tripulación, estimamos que las reservas del Banco Central, como bien dijo el diputado Felleti, van a alcanzar perfectamente para llegar hasta el 10 de diciembre de 2015. Ni un día más. El 11 que se jodan todos por votar al gorilaje de cabotaje en lugar de votarlos a ustedes que son preciosos”.
Ahí hubo algunos aplausos.
“Ahora ajusten sus cinturones de seguridad y mantengan derechos sus asientos. En minutos más estaremos aterrizando en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza donde la temperatura es de 16 °C. Y el dólar también”.
Alejandro Borensztein.
  • Alejandro Borensztein