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sábado, 12 de septiembre de 2015

LOS 10 PRINCIPIOS DE SUPERVIVENCIA AFECTIVA:

 1. SI YA NO TE QUIEREN, APRENDE A PERDER Y RETÍRATE DIGNAMENTE.
Es primordial, decirse uno mismo: ¿quiero estar con una persona que no me quiere? Hay que saber perder, reconocerse perdedor, aunque duela, pero es menos doloroso perder una relación, que perder una vida en una relación, insistiendo en algo que ya no existe. Es mejor utilizar toda esa energía en recuperarse uno mismo, alejándose de la fuente del dolor.
 2. CASARSE CON EL AMANTE ES COMO ECHARLE SAL AL POSTRE.
¿Amante o no amante? ¿Hay algún riesgo que te quedes sin pareja y sin amante? ¿Conoces a tu amante lo suficiente para saber si son compatibles para una vida de pareja? ¿Es realmente amor, o es sólo pasión, sexo, placer? ¿Eres capaz de confiar en la fidelidad del que fue amante y ahora comparte tu vida?  Solamente un pequeño porcentaje de amantes que acaban casándose o se van a vivir juntos, mantienen una relación que funcione”, mantiene el experto.
 3. EVITA EL SACRIFICIO IRRACIONAL: NO TE ANULES PARA QUE TU PAREJA SEA FELIZ.
Este punto se refiere a la costumbre que tienen muchas personas de tratar de ser menos por todos los medios, para que la pareja se sienta más. Muchas veces la poca capacidad de la pareja nos duele, e intentamos eliminar este sufrimiento a cualquier precio, hundiéndonos para que la pareja salga a flote. Esta conducta se llama autoaniquilación psicológica por afecto
4. ¿NI CONTIGO NI SIN TI? ¡CORRE LO MÁS LEJOS POSIBLE!
La indecisión es una manera distorsionada de amar. Muchas veces, sin darnos cuenta, hacemos daño a nuestra relación de pareja entre un sí quiero pero no. Para aquellos enamorados a quienes su pareja martiriza con el tan manido “ni contigo ni sin ti”, Riso aconseja que corran con todas las fuerzas lo más lejos posible y no salten al compás del otro, sino que sean rotundos y contundentes en el “se acabó”. Si deseas una relación de pareja, iniciala con una persona COHERENTE entre sus actos y sentimientos.
 5. EL PODER AFECTIVO LO TIENE QUIEN NECESITA MENOS AL OTRO.
Otro principio de supervivencia radica en alertar sobre que el poder afectivo lo tiene quien necesita menos del otro,  y no faltan quienes intentan sacarle provecho con el mensaje implícito de que se irán si no le dan lo que desea.   La solución radica en recuperar la autonomía, el propio poder, asumir la libertad. El apego idiotiza.
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6. NO SIEMPRE UN CLAVO SACA A OTRO: A VECES, LOS DOS QUEDAN ADENTRO.
Es innegable que existen amores enquistados, aquellos que pasa el tiempo y siguen estando ahí, entonces muchas veces ocurre que se piensa en conocer a alguien para olvidar el pasado, pero esto casi nunca es una buena opción, ya que al final, el clavo se hunde más si añades otro. Primero hay que sacar el viejo clavo y luego, si tienes suerte, hallarás una persona que valga la pena y que pueda a entrar en tu vida tranquila y sin estorbos del exterior.
7. SI EL AMOR NO SE VE NI SE SIENTE, NO EXISTE O NO TE SIRVE.
El amor se nota, y mucho. Cuando hay amor de verdad, se ve, se siente que te admiran, que te quieren, que te respetan, por lo tanto no se debe consentir nunca la indiferencia, el desprecio, las justificaciones, la falta de comunicación, la falta de prioridades. O te aman o no te aman, No hay más.
8. NO IDEALICES AL SER AMADO: MÍRALO COMO ES, CRUDAMENTE Y SIN ANESTESIA.
Uno de los errores capitales, la idealización. Muchas veces se hace porque necesitamos justificar las necesidades de nuestro ego, idolatrando a alguien al que apenas conocemos. Se recomienda identificar las distorsiones, mira la realidad tal cual es, no magnificar ni rendir pleitesía a nadie.
9. EL AMOR NO TIENE EDAD, PERO LOS ENAMORADOS SÍ.
Los contrastes generacionales es el punto a tener en cuenta, es decir, no es lo mismo una relación de alguien de 20 con alguien de 30, que alguien de 30 con alguien de 40. Son situaciones de madurez, estados emocionales e ideales diferentes, aunque hay relaciones que puedan prosperar, lo que hay que tener en cuenta básicamente es pensar qué se quiere para la vida.
 10. ALGUNAS SEPARACIONES SON INSTRUCTIVAS; TE ENSEÑAN LO QUE NO QUIERES SABER DEL AMOR.
Lo fundamental en este punto es no ver la separación como un trauma, tomarse la ruptura como un paso más hacia el aprendizaje personal, tener claro que en todas las relaciones siempre hay un 50% de responsabilidad de cada uno, ser consciente de los errores, de la falta de límites. No se debe añorar algo inexistente, esa es la premisa de la que se debe partir. “Tienes la obligación, el deber y el poder para contigo mismo de empezar de nuevo. Arranca de cero, siéntete un triunfador por tener las fuerzas y las agallas para ello, recuerda siempre que ahora tienes a tu favor que sabes lo que NO QUIERES para ti”.
 Mujer, en general los principios que propone Riso, se basan en reacciones, patologías, hábitos o impulsos que mucha gente solemos manifestar dentro de una relación, como pueden ser la dependencia, la compulsividad, la idealización, los celos, la indecisión y el apego, así como las reacciones ante situaciones de ruptura amorosa. Por tanto, debemos ser capaces de entender cómo percibimos nuestras relaciones, y cómo enfrentamos nuestros sentimientos,  emociones y pensamientos, ya que es fundamental para determinar nuestra vida.
Es imprescindible analizar las situaciones que se nos presenten y  enfrentarlas de la manera más adecuada, y no seguir bajo los juegos que la mente y los apegos pueden crear.  Es importante informarse, mantener un equilibrio emocional, una autoestima sana, entre otras acciones, con el fin de asumir razonablemente cualquier tipo de situación.
Manual Para No Morir de Amor 
Walter Riso


sábado, 22 de agosto de 2015

A PRESIÓN SOCIAL Y EL QUÉ DIRÁN

Por alguna extraña razón, a la gente no le agradan las «parejas disparejas» que se llevan muchos años. Por ejemplo, en Estados Unidos, el 65% de las mujeres no están de acuerdo con que las maduras tengan relaciones con hombres muy jóvenes.

De igual manera, si un hombre mayor sale con una jovencita, es probable que el calificativo de «viejo verde» no tarde en ser pronunciado (obviamente no me refiero a menores de edad). Lo importante es no dejarse influir por el qué dirán.

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Un amigo estaba emparejado con una muchacha mucho más joven y debía hacer frente con bastante frecuencia a momentos «incómodos». El más común tenía que ver con el parentesco asumido cuando alguien le decía: «Lo felicito, muy guapa su hija». El hombre, que no se impresionaba demasiado por las opiniones ajenas, solía responder con una sonrisa maliciosa:«No es mi hija, es mi mujer. ¿No le parezco muy afortunado?». Por el contrario, algunas personas reciben estos comentarios como una puñalada en el ego. Un paciente celoso, cada vez que alguien confundía a su señora con su hija, se «ofendía», exigía respeto y peleaba por su «honor mancillado». La irracionalidad de su conducta era evidente: ¿por qué debían saber los otros que no era su hija, si en realidad parecía serlo? La indignación sobraba y lo único que lograba con semejante actitud era confirmar que no se sentía seguro en la relación. El humor, sin duda y como siempre, ayuda a no tomarse la opinión de los demás muy en serio. Recuerdo el caso de una pareja en la que la diferencia de edad era marcada y notoria: él tenía veintinueve años y ella cincuenta y cuatro. Cuando alguien les atribuía el parentesco «madre-hijo», él comenzaba a chuparse el dedo pulgar, adoptaba la posición fetal y le agarraba los senos. La gente salía despavorida y ambos se morían de la risa.

La cuestión cambia cuando la relación va en más serio y hay que enfrentarse a la familia, ya sea por motivos económicos o simplemente debido a que la relación no encaja en sus esquemas. Los argumentos suelen ser los mismos de siempre y relacionados con las apariencias y un vínculo inexistente: «¡Podrías ser su padre!», «¡Podrías ser su madre!», «¡Podrías ser su hija» o«¡Podrías ser su hijo!». ¿Qué responder a esto? La verdad: «¡Pues no lo soy!». Por lo general, la familia saca a relucir una cantidad de inconvenientes y consejos de todo tipo que, si provienen de quienes no tienen intereses creados, no está de más tenerlos en cuenta. Aunque al final, el último juez de tu propia conducta serás tú.

Extracto del libro: 
Manual Para No Morir de Amor 

domingo, 25 de enero de 2015

¿TU PAREJA TE AMA COMO QUIERES QUE TE AME?

Cómo hacerle frente a la indiferencia de la pareja y no dejarte aplastar por el sufrimiento.

¿TU PAREJA TE AMA COMO QUIERES QUE TE AME?

Una vez tengas tus necesidades claras y definidas, las que no quieres ni deberías negociar, pregúntate si la persona que amas las satisface lo suficiente. Esta contraposición es fundamental para que logres un equilibrio interior y te sientas en paz contigo mismo.

Una joven adolescente le recriminaba a su novio en plena sesión en mi consulta: «¡No es suficiente! ¿Entiendes? ¡No me basta tu amor, no tengo suficiente! ¡Es poco, insulso, distante! ¡Me siento insatisfecha y abandonada aunque estés a mi lado! ¿Por qué no te vas y me dejas del todo? ¡Si no sabes amar, búscate alguna que te enseñe!».

El joven sólo atinaba a parpadear mientras la escuchaba anonadado. Trató de consolarla, pero ella estaba demasiado furiosa y agresiva. Finalmente, se animó a preguntar: «Pero entonces, ¿cómo quieres que te ame?». Lo que desató una nueva tempestad, porque ella esperaba (como la mayoría) que la persona que amamos sepa amarnos o llene nuestras expectativas espontáneamente y no tenga que recibir un curso de primeros auxilios afectivos.


Asumir el papel de pedagogo para enseñarle a la pareja cómo amarnos no deja 
de ser frustrante. Además: ¿cómo hacerlo? Podrías tomar su mano, pasarla por tu piel y decirle: «Mira así, es así como quiero que me acaricies». También podrías entregarle una lista donde figuren claramente las fechas del aniversario, los cumpleaños y demás, para que no se olvide de tener un detalle esos días. O podrías ilustrarle con ejemplos en PowerPoint sobre las mejores maneras de decir «Te quiero» y de abrazar al prójimo sin estrangularlo y sin que parezca que le estas dando el pésame. Pero sería ridículo, además de artificial, demasiados «podrías» para quien desea ser amado plenamente.

Por lo tanto, si tu pareja actúa como un zombi y hace gala de un «amor mecanizado y frío», lo primordial no está resuelto. No digo que sea imposible humanizar a la pareja, lo que sostengo es que dicha tarea es desalentadora y poco gratificante para un enamorado.

El día que debas decirle a tu pareja que su amor ni se ve ni se siente, empiezas la cuenta regresiva. Sería como explicarle a un maltratador que los golpes duelen y que por eso no debería pegarte.

Extracto del libro: 
Manual Para No Morir de Amor 
Walter Riso

lunes, 15 de diciembre de 2014

NO IMPORTA CUÁNTO TE AMEN, SINO CÓMO LO HAGAN

Amor cuantitativo y algebraico: «¿Cuánto me amas?» o«¿Me quieres mucho?».

Si nos dicen que «hasta el cielo», quedamos satisfechos y felices, instalados en una nube. Pero la pregunta que más vale y que debes hacerte a ti mismo es cómo te aman.

Muchos psicópatas dicen amar muchísimo a sus parejas antes de masacrarlas. ¿Necesitas que te quieran mucho o que te quieran bien?¿Ambas cosas? Sería lo ideal. No obstante, es mejor un amor estable, repleto de ternura y alegría, aunque no llegue a la estratósfera, que un amor desbordado que anda como una bala perdida.

Para los amantes de la medición, también existe el amor espacial: «¿Hasta dónde me amas?». Si fuéramos objetivamente honestos deberíamos responder que no tenemos ni idea. ¿Con qué medida de longitud calibramos el amor que sentimos: centímetros, metros, años luz...? Una contestación plausible y con cierto aire matemático de consolación podría ser: «Si te siento compañera o compañero y sé que puedo contar contigo en las duras y en las maduras, no necesito ni las sumas ni las restas». ¿Para qué quieres que te amen «más allá de sus fuerzas»? ¡Estarían todo el día cansados! Mejor que te amen sosegadamente, en el día a día, en el más acá, inventando y embelleciendo lo cotidiano.

He visto muchos pacientes que se debaten en la encrucijada del cuánto y el cómo, atrapados en una disyuntiva sin sentido: «No soy feliz, pero me ama tanto...».

¿Y a quién le importa «cuánto» te quiere, si vives infeliz? ¿O acaso piensas que eres poco querible y por eso necesitas sumarle puntos a tu aporreada autoestima? Que te amen «desmedidamente» o de aquí a la China no demuestra nada respecto a tu valía personal ni garantiza tu calidad de vida. Créeme: la abundancia amorosa, sin la cualidad básica que determina el afecto, vale poco. Incluso, un amor excesivo y fuera de control puede llegar a ser mucho más molesto y dañino que el desamor.



Extracto del libro: 
Manual Para No Morir de Amor 
Walter Riso

sábado, 25 de octubre de 2014

¿REALMENTE QUIERES SER MEDIOCRE?

Cómo salirse del juego perverso de aparentar «ser menos» para que el otro se «sienta más»

¿REALMENTE QUIERES SER MEDIOCRE?

Creo firmemente que las personas tenemos una misión que cumplir y parte de ese «destino» se relaciona con nuestras fortalezas y capacidades. La posibilidad de optimizar las virtudes que poseemos es parte de nuestra autorrealización. Los griegos definían la virtud como una fuerza o disposición que permite desarrollar lo que somos de la mejor manera posible. Apropiarse y conciliarse con el propio ser en tanto ponemos a rodar lo mejor de cada uno: puro crecimiento. No obstante, si «por amor» decido bloquear mis capacidades y «vivir menos» le estoy quitando sentido y fuerza a mi existencia.

Cada vez que te anulas, que inhabilitas tu «yo» y te privas de avanzar emocional y psicológicamente, das un paso atrás. Y si esta actitud se mantiene y generaliza, perderás en tu propia limitación y te acostumbrarás a ser mediocre, pudiendo no serlo. Si tienes la posibilidad de ser una persona brillante, emprendedora, inteligente, amable o eficiente, entre otras muchas virtudes posibles, tienes que serlo, ésa es tu misión. Así que cuando decides acoplarte a la incapacidad de tu pareja, corres dos riesgos: violentarte internamente y resignarte a tu nuevo papel. Un amor que te obliga a involucionar es un castigo.



Extracto del libro: 
Manual Para No Morir de Amor 
Walter Riso