Nos inspiran dos principios: Ningún hombre debe tener que hacer más de una cosa y siempre que sea posible ningún hombre debe ni siquiera tener que pararse.
El resultado neto de la aplicación de estos principios es reducir en el obrero la necesidad de pensar y reducir sus movimientos al mínimo.
El Hombre no debe tener ni un segundo menos de lo que necesita, ni un segundo más.
El Hombre que coloca una pieza no la fija.
El Hombre que coloca un perno no coloca la tuerca. El Hombre que coloca la tuerca no la atornilla.
Síntesis extraída de Mi vida y mi obra (1925)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario