Cuando somos
pequeños, tenemos por lo general unos padres que (como pueden) nos dan una
serie de cuidados y nos mantienen. Llega un momento en nuestras vidas, sin
embargo, que nos corresponde a nosotros dar ese paso y buscar nuestra
manutención, es decir, emanciparnos.
Sin embargo, deseo
hacer la siguiente aclaración: así como la mayoría de la gente tiene claro que
tiene que valerse económicamente por sí misma a partir de un determinado momento,
muy diferente suele ser la cuestión en lo referente a las emociones y los
afectos. Inconscientemente, solemos repetir los patrones que hemos heredado de
nuestros progenitores y eso no siempre es bueno o adecuado ni para nosotros ni
tampoco para el momento social correspondiente.
En una sociedad
tan cambiante, sucede que a lo largo de la vida podemos tener varios empleos,
varias parejas y, sobre todo, actitudes y valores que nuestros progenitores no
entiendan fácilmente. Esto significa que tenemos que buscar en nosotros mismos,
a partir de un determinado momento, lo que es bueno para nosotros en cada uno
de los ámbitos que describo. De la misma manera, también tenemos que buscar
nuestro propio camino a la hora de gestionar emociones y ver qué hábitos
saludables pueden ser positivos para nosotros.
¿Por qué una
persona repite en sus relaciones de pareja roles familiares o busca exactamente
lo contrario? Bien, porque, de una forma u otra, esa historia familiar suya le
está determinando su vida actual, y puede que ello le funcione pero también
cabe la posibilidad de que no. ¿Por qué el hijo de un alcohólico se da a la
bebida o bien es un abstemio radical? Justamente por la misma razón. La
conclusión a la que quiero llegar, en definitiva, es que NOSOTROS TENEMOS QUE
ESCRIBIR EL GUION DE NUESTRAS PROPIAS VIDAS Y, POR LO TANTO, SER RESPONSABLES
DE GENERAR VÍNCULOS A PARTIR DE LO QUE QUEREMOS AQUÍ Y AHORA A PARTIR DE TODO
NUESTRO BAGAJE EMOCIONAL, Y NO SOLO POR NUESTRA NIÑEZ.