Cuando éramos niños nuestro padre y nuestra madre nos enseñaron a respirar, a andar, a sentarnos, a comer y a hablar. Pero cuando empezamos a practicar, volvemos a nacer como seres espirituales. Hemos de aprender a respirar de nuevo, con plena conciencia.
Aprendemos
a andar de nuevo, con plena conciencia.
Deseamos
aprender a escuchar de nuevo, siendo conscientes de ello y con compasión. Deseamos aprender de nuevo a
hablar, con el lenguaje del amor, para honrar nuestro compromiso original:
Esto
expresa que eres fiel a tu compromiso. «Cariño, haciendo todo lo que
puedo. Estoy cuidando muy bien de mi ira. Por mí y también por ti. No
quiero estallar, destruirme a mí mismo ni destruirte a ti. Estoy haciendo
todo lo posible.
Estoy
poniendo en práctica lo que he aprendido de mi maestro, de mi sangha».
Esta
fidelidad con tu compromiso inspirará respeto y confianza en la otra
persona. Y, por último:
«CARIÑO, NECESITO TU AYUDA».
Es
una frase muy fuerte porque normalmente cuando estás enojado tiendes a
decir:
«NO TE NECESITO».
Si
puedes decir estas tres frases con sinceridad, de corazón, tendrá lugar una transformación en la otra
persona.
No
puedes dudar del efecto de esta práctica. Además tu conducta influirá en la otra persona para que
también empiece a practicar. Ella pensará:
«ME ES FIEL. ESTÁ CUMPLIENDO SU COMPROMISO.
ESTÁ HACIENDO TODO LO QUE PUEDE. YO DEBO HACER LO MISMO».
ASÍ
QUE AL CUIDAR DE TI MISMO, ESTÁS CUIDANDO DE TU SER QUERIDO. AMARTE A TI MISMO ES LA BASE PARA TU
CAPACIDAD DE AMAR A OTRA PERSONA.
SI
NO CUIDAS DE TI, SI NO ERES FELIZ, SI NO ESTÁS TRANQUILO, NO PODRÁS HACER
FELIZ A OTRA PERSONA.
NO PODRÁS
AYUDARLA, NI AMARLA. TU CAPACIDAD DE AMAR A OTRA PERSONA DEPENDE POR
COMPLETO DE TU CAPACIDAD DE AMARTE A TI MISMO, DE CUIDAR DE TI.
Extracto
del libro:
LA
IRA (El dominio del fuego interior)
Thich
Nhat Hanh
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