La felicidad es uno de los estados anímicos
más discutidos en nuestra especie. Mientras todos coincidimos en que queremos ser felices,
cada uno aplica su propia receta para alcanzar dicha meta. Incluso existen
diferencias en el propio CONCEPTO DE FELICIDAD,
puesto que lo que para unos es una meta, para otros es un camino. Lo cierto es
que este anhelo siempre ha sido carne de cañón para todo tipo de motivadores y
escritores varios que basan sus enseñanzas en frases inspiradoras de dudosa
base científica.
Pero, ¿qué dice la ciencia? El profesor de
la Universidad de Harvard y autor del libro 'LA BÚSQUEDA DE LA FELICIDAD: POR QUÉ NO SERÁS FELIZ
HASTA QUE DEJES DE PERSEGUIR LA PERFECCIÓN'
1. NECESITAMOS PLACER Y DARLE UN
SIGNIFICADO
El profesor Ben-Shahar defiende, que, en
efecto, necesitamos placer en nuestra vida, pero este solo constituye la mitad
de la receta, la otra mitad parte de marcarnos propósitos y metas. Hasta ahí todo parece claro,
pero ¿qué objetivos debemos marcarnos? Lo más habitual es pensar en conseguir
el mejor expediente académico, comprarnos una casa más grande, adquirir el
último modelo de un móvil, etc. Sin embargo, consigamos o no dichos
propósitos, es posible que nos generen una incómoda sensación de vacío. Esta
carencia se debe a que son metas marcadas por agentes ajenos a nosotros, como
la imagen o las expectativas sociales.
Evidentemente no podemos alejarnos por
completo de la sociedad y, por supuesto, existen aspectos tangibles que son
básicos para nuestra felicidad. Uno de ellos es el trabajo, pero en nuestra
escala de intereses quizá deberíamos dar más peso a sentirnos a gusto en nuestro
entorno laboral, sentirnos valorados, que nuestro esfuerzo tiene un
impacto, etc. Estos detalles no tienen que ver con el largo plazo, sino con el
transcurso del día a día.
2. TUTORIZAR NUESTROS DÍAS
Revisar la bandeja de entrada y responder
al correo, ir a trabajar, llevar a nuestros hijos a actividades extraescolares,
etc. Si en algo estamos de acuerdo es quela falta de tiempo es un
auténtico problema, pero también es cierto que lo perdemos en tonterías.
El día son 24 horas y debemos aprovecharlas al máximo. A veces merece la pena
parar por un momento y apuntar a qué dedicamos cada rato de nuestros días, a
qué enfocamos nuestros esfuerzos y, finalmente, evaluar si vamos por el camino
correcto. No todo debe ser ni trabajo, ni esfuerzo, ni placer; pero es básico
que sepamos lo que nos causa malestar y lo que nos resulta agradable.
Este proceso, indica Ben-Shahar, se conoce
como indagación apreciativa y sirve para aprovechar todo nuestro potencial. Es necesario que nos
preguntemos si están funcionando nuestras dinámicas y si va bien nuestro día a
día. De esta manera, sabremos cómo potenciar al máximo los buenos momentos y
minimizar, dentro de lo posible, aquello que nos genera malestar.
3. EVITAR SUFRIR PARA DISFRUTAR
Un pensamiento que ha calado muy hondo en
nuestra mentalidad es que es el trabajo duro el que trae las mayores
satisfacciones. En parte puede ser verdad, cuando nos esforzamos y un trabajo
da sus frutos la satisfacción es plena, pero el transcurso también tiene
su importancia y si este es doloroso, quizá no merezca tanto la pena.
El esfuerzo no
es sinónimo de dolor. Es preferible ir marcándose objetivos medios, en
vez de uno tremendamente alejado que convierta el proceso en una especie de
odisea con una meta casi inalcanzable. Como símil para explicar este
pensamiento, Ben-Shahar compara el ahogarse con hacer el amor. En ambos casos
uno acaba cansado y exhausto, pero en el primero todo es sufrimiento, mientras
que al practicar sexo se disfruta, además del final, también del proceso.
La felicidad es uno de los estados anímicos más discutidos en nuestra especie. Mientras todos coincidimos en que queremos ser felices, cada uno aplica su propia receta para alcanzar dicha meta. Incluso existen diferencias en el propio CONCEPTO DE FELICIDAD, puesto que lo que para unos es una meta, para otros es un camino. Lo cierto es que este anhelo siempre ha sido carne de cañón para todo tipo de motivadores y escritores varios que basan sus enseñanzas en frases inspiradoras de dudosa base científica.
La felicidad es uno de los estados anímicos más discutidos en nuestra especie. Mientras todos coincidimos en que queremos ser felices, cada uno aplica su propia receta para alcanzar dicha meta. Incluso existen diferencias en el propio CONCEPTO DE FELICIDAD, puesto que lo que para unos es una meta, para otros es un camino. Lo cierto es que este anhelo siempre ha sido carne de cañón para todo tipo de motivadores y escritores varios que basan sus enseñanzas en frases inspiradoras de dudosa base científica.
1. NECESITAMOS PLACER Y DARLE
UN SIGNIFICADO
El profesor Ben-Shahar
defiende, que, en efecto, necesitamos placer en nuestra vida, pero este solo
constituye la mitad de la receta, la otra mitad parte de marcarnos propósitos y metas.
Hasta ahí todo parece claro, pero ¿qué objetivos debemos marcarnos? Lo más
habitual es pensar en conseguir el mejor expediente académico, comprarnos una
casa más grande, adquirir el último modelo de un móvil, etc. Sin embargo,
consigamos o no dichos propósitos, es posible que nos generen una
incómoda sensación de vacío. Esta carencia se debe a que son metas marcadas por
agentes ajenos a nosotros, como la imagen o las expectativas sociales.
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