A Ernest Hemingway le parecía la jubilación
la palabra más fea del idioma. Terminar con la vida laboral puede ser un deseo
esperado o por el contrario una pesadilla temida. Quizás haya miedo al duelo, a
la despedida de todo aquello que conlleva la vida en un trabajo concreto, a la
vez que existen mitos, creencias rígidas y equivocadas sobre cómo es la vida
del jubilado y la jubilada.
¿Por qué no
diseñas tu propia jubilación? ¿Por qué no abres la mente y te programas en positivo
para disfrutarla?
Partamos de un
sencillo decálogo de lo que, aunque estés jubilado, nunca te vas a jubilar:
1-Nunca de
jubilarás de estar participando en esta aventura: la de seguir viviendo y disfrutando
de tu existencia día a día. M.K. Son dijo: “Retírate del trabajo, pero no de la
vida”.
2-Nunca te
jubilarás de la eterna tarea de aprender. Filósofos antiguos lo dejaron
escrito: “A pesar de que ya soy mayor, sigo aprendiendo de mis discípulos”
(Cicerón), “Noble cosa es, aún para un anciano, el aprender” (Sófocles).
3-Nunca te
jubilarás de tu experiencia. “La edad es solo un número, una cifra. Una persona
no puede retirar su experiencia. Debe usarla”, escribió Bernard Baruch.
4-Nunca te
jubilarás de aprovechar tu tiempo, aunque inventes nuevas formas de ocuparlo.
R.C. Sherriff escribe esta cita al respecto: “Cuando un hombre se jubila y el
tiempo no es más un problema importante, sus colegas normalmente le regalan un
reloj”.
5-Nunca te jubilas
de proponerte retos. Sigamos el modelo de Pablo Picasso: “Cuando me dicen que
soy demasiado viejo para hacer una cosa, procuro hacerla enseguida”.
6-Nunca te jubilas
de tu curiosidad, de ese “impulso humano que oscila entre lo grosero y lo sublime
que lleva a escuchar detrás de las puertas o a descubrir América”, como decía
José María Eça de Queirós.
7-Nunca te jubilas
de aquellos compañeros y compañeras de trabajo con los que estableciste amistad
verdadera. Como sentenció Publio Siro, “la amistad que acaba no había comenzado.”
8-Nunca te jubilas
de tu creatividad para emprender nuevos caminos, porque como dice Catherine
Pulsifer, “la jubilación puede ser un final, un cierre, pero también es un
nuevo comienzo”.
9-Nunca te
jubilarás de todo lo que no pudiste hacer mientras estabas trabajando, de todo
ello que te apasiona desde que eras niño y “la pasión es una emoción crónica”,
como apuntó Théodule Armand Ribot
10.-Nunca te
jubilas de ser útil a los demás. Después de la jubilación, ¿qué hacer con la
inteligencia, la sabiduría, la experiencia y las habilidades adquiridas?
Leyendo a Antoine De Saint Exupéry encontramos una pista interesante: “Si
queremos un mundo de paz y de justicia hay que poner decididamente la
inteligencia al servicio del amor”… y para eso no debe influye la edad, ni estado
laboral, ni ninguna otra condición.
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